2025-09-02
En el ámbito de la instrumentación industrial, la precisión no es solo un lujo, sino una necesidad. Sin embargo, incluso los sensores más avanzados pueden traicionarnos cuando los parámetros fundamentales están desalineados. ¿Uno de los culpables más pasados por alto? La selección incorrecta del rango.
Una instalación petroquímica instaló un transmisor de presión con una clasificación de 0–10 MPa para monitorear una tubería que normalmente opera entre 0.2–0.6 MPa. La lógica era simple: elegir un rango amplio para “cubrir todas las posibilidades”. Pero con el tiempo, los operadores notaron lecturas erráticas, una respuesta lenta y una desviación creciente de los valores calibrados en el laboratorio.
¿Qué salió mal?
En la caligrafía china, el trazo del pincel debe coincidir con la textura del papel y la viscosidad de la tinta. Asimismo, en la instrumentación, el sensor debe resonar con el medio que mide. La precisión no es solo técnica, es poética. Un rango bien elegido es un gesto de respeto hacia el proceso, los datos y la historia que cuentan.
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